martes, 20 de agosto de 2013

A ponerse de acuerdo.

Si vamos a introducirnos en el mundo de los cerámicos es ideal que definamos qué son los cerámicos y nos pongamos de acuerdo desde el principio. Diremos entonces que las placas cerámicas tanto de piso como para revestimiento de paredes están formadas por una base de arcilla prensada y cocida al horno llamada bizcocho (es la parte roja que se ve por detrás de cada placa y que tiene cuadrados para darle mayor agarre) y otra capa de tipo vítrea (es decir, de vidrio) muy delgada en la superficie de nombre esmalte. Esta última capa es la que le otorga al cerámico color, brillo, textura y resistencia al tránsito. El bizcocho es solo el soporte del esmalte. Hay una pequeña capa ligante entre ellas que se llama engobe pero que poco nos interesa ya que es la que pega el esmalte al bizcocho y no influye en la colocación o en el uso del material.-
En síntesis el cerámico tiene una base cerámica de arcilla que hace de soporte de una película de esmalte. Las placas se cocen a muy alta temperatura lo que termina por endurecer ambas capas, darles rigidez y resistencia al tránsito. Lo importante es entender que el "alma" del cerámico, su razón de ser, su único lado útil es el esmalte. ¡El bizcocho es solo arcilla cocida que sostiene el esmalte! Su color, su composición o espesor no debe interesarnos. Solo hay que mirar el esmalte ya que es ahí donde está la resistencia y la calidad de un cerámico.-
La diferencia con otros pisos como los mosaicos es que estos no se hornean sino que son mezclas cementicias que secan y endurecen por reacción química de sus componentes. No hay esmaltes en los mosaicos ni tampoco hay bizcocho. Son pisos muy distintos en su composición aunque comparten muchas veces usos.-
Ya sabemos entonces qué son los cerámicos: solo mirá el esmalte. Es ahí donde está todo lo que te interesa: color y brillo, diseño, dibujo y, sobre todo, resistencia al tránsito.-

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